Los cambios en el etiquetado en el sector de la pesca

El peso del sector pesquero en la Unión Europea queda firmemente retratado con sus 70.000 kilómetros de litoral marítimo que permiten el desarrollo de una actividad primaria que aporta a las regiones costeras el 40% de su Producto Interior Bruto.

Ello requiere un ordenamiento jurídico extenso que se refleja en la Política Pesquera Común, compuesta por una prolija normativa de pesca que comparte fundamento jurídico con la Política Agraria Común, erigidas ambas en los pilares del sector agrario comunitario y, por ende, español.

Entre los objetivos de tal amalgama de disposiciones se encuentra el establecimiento de las suficientes garantías sanitarias y de suministro al consumidor, lo que demanda el desarrollo de una normativa de etiquetado en el sector de la pesca lo más precisa posible, en el contexto general del etiquetado de los productos alimenticios, para que la información acerca de la tipología y la procedencia de las especies piscícolas comercializadas no sea obstáculo para la consecución de la pretendida seguridad alimentaria. Al margen de tal esfera de protección al consumidor, tiene como finalidades:

  • La defensa de los productores pesqueros en la consecución de una adecuada renta disponible.
  • La explotación sostenible de los recursos marinos desde las órbitas biológica, ambiental y económica.
  • El refuerzo de la competitividad de la industria de transformación de los productos de la pesca y la acuicultura.

pesca ilegal

La pesca ilegal, un problema grave para la Unión Europea

Pero, como sucede en cualquier ámbito de la vida económica, la práctica de la pesca, en ocasiones, se desarrolla en términos que contravienen los presupuestos de ordenación del mercado establecidos por la Unión Europea a través de su normativa de pesca.

La importancia que adquieren las prácticas ilegales radica no solamente en el alto riesgo de fraude al consumidor por incumplimiento de las garantías de seguridad alimentaria (entre otras cuestiones, la normativa de etiquetado), sino en las cuantiosas pérdidas que la denominada pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) endosa a este sector tan estratégico, que pueden cifrarse en no menos de 20.000 millones de euros anuales.

¿A qué hechos concretos que afecten al sector pesquero puede aludirse para esgrimir tales afirmaciones?

En particular, según la británica Fundación para la Justicia Ambiental, las aguas atlánticas del cuerno occidental de África aglutinan los mayores niveles de pesca ilegal, hasta el punto de estimarse que un tercio de las capturas en esa región del mundo escapan de los controles de la normativa de pesca.

En países como Sierra Leona, donde el pescado aporta la mayor parte de la dieta proteica de la población, con una masa salarial muy notable vinculada directamente a la industria pesquera, es tristemente habitual el uso de buques de arrastre de fondo por el lecho marino, que enarbolan pabellones europeos y asiáticos.

Ello, complementado con praxis delictivas, como sobornos a funcionarios de aduanas, uso de equipamiento y artes de pesca prohibidos o falsedad en la identificación de los buques.

Los productos pesqueros son introducidos en los mercados desde barcos con la documentación en orden, tras haber sido “blanqueados” como alimentos legalmente comercializados y sometidos al etiquetado de los productos alimenticios en vigor.

Tal fenómeno sucede en la comunidad autónoma de Canarias, donde barcos con bandera china desembarcan cantidades ingentes de pescado capturado en aguas jurisdiccionales de Sierra Leona.

Es necesario frenar la sobrepesca

Es evidente que los órganos competentes de velar por el cumplimiento de la Política Pesquera Común tienen una ardua tarea policial que desempeñar, no debiéndose centrar en exclusiva en controlar la sobrepesca para frenar la sobreexplotación de sus caladeros.

En este orden de cosas, desde el 1 de enero de 2015 los descartes de pesca no pueden rebasar el 5%, lo que significa que los buques ya no pueden desprenderse alegremente de lo que han pescado, como venía sucediendo tradicionalmente.

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Diferentes modalidades de captura

La nueva normativa de etiquetado de los productos alimenticios, y de los pesqueros en particular, introduce la obligatoriedad de insertar una mención acerca del sistema de captura empleado para todo el pescado comercializado en la Unión Europea, en cuya etiqueta habrá de figurar una de las siguientes opciones:

  • Red de tiro: la más habitual en especies de pescados planos, como gallo o lenguado. Se asemeja a la red de arrastre, pero su índice de captura accidental es inferior y, en consecuencia, también lo es su impacto sobre el lecho marino. Su mayor problema radica en que atrapa especies no comerciales y ejemplares jóvenes.
  • Red de arrastre: desafortunadamente, es el arte pesquero más conocido, por su agresividad ambiental al actuar como un embudo. Se emplea para pescar especies pelágicas como anchoa, arenque, bacalao o lubina.
  • Red de enmalle: empleada básicamente para el arenque y el calamar, forma una pared en el mar y engancha a los peces por las branquias, pudiendo atravesarla los ejemplares de tallas inferiores. Hay una variante, la red de deriva, considerada abusiva por suponer una amenaza para especies protegidas.
  • Red de cerco: empleada para atunes, caballas o sardinas mediante un conjunto de redes que forman una especie de bolsa, con cierto riesgo de captura accidental.
  • Sedales y anzuelos para pez espada, merluza o mero, entre cuyas modalidades destaca el palangre, consistente en una línea de anzuelos unidos por un cabo y distribuidos de forma regular. Se considera uno de los métodos más inocuos para el medio marino.
  • Rastras: aparejos que peinan el fondo en busca, especialmente, de moluscos, como mejillones, ostras o vieiras.

El reglamento 1169/2011, máximo referente del etiquetado de los productos alimenticios

La máxima disposición normativa sobre el etiquetado de los productos alimenticios la constituye el Reglamento (CE) 1169/2011, de información al consumidor, al cual han de sujetarse las casi 30.000 empresas que integran el sector de la alimentación en España, uno de los principales baluartes de la economía nacional.

Es obvio que el consumidor moderno, dotado de un ingente caudal de conocimientos, como consecuencia de su sólida formación académica media y el acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones, se siente enormemente preocupado por la composición, el origen y las cualidades nutricionales de los alimentos que consume.

Por dicha razón, la normativa del etiquetado alimentario cumple la misión de poner a su disposición todos los elementos que, en uno u otro ámbito, pueden constituir un factor destacado en su decisión de compra.

Y el pescado, otrora relegado en la parcela informativa a un segundo plano de interés, ve ahora recogidas en su totalidad las características que le conceden su calidad comercial y su nivel de seguridad alimentaria.

Etiquetado en el sector de la pesca

Las principales modificaciones introducidas por el Reglamento 1169/2011 en la normativa de etiquetado del pescado, de aplicación desde diciembre de 2014, son:

  • La letra de las etiquetas debe ser grande y legible. En los envases con más de 80 cm2, de un tamaño mínimo de 1,2 mm de altura.
  • Los posibles alérgenos deberán estar bien marcados con caracteres tipográficos diferentes. Un ejemplo de ello son los sulfitos, en ocasiones, adicionados como agentes conservadores en crustáceos.
  • Distinción entre /congelado en/, obligatorio para productos de pesca no transformados; y /descongelado/, en aquellos productos descongelados antes de su puesta a la venta.
  • Región oceánica de origen de los productos y arte de pesca utilizado.
  • Peso escurrido si se trata de pescado congelado.
  • Como información de carácter voluntario, las fechas de captura y desembarque e información relevante sobre el buque responsable de la pesca.

Las especies comercializables están reguladas

Con respecto a las denominaciones comerciales de las especies piscícolas, en España la normativa de pesca se completa con la Resolución de 31 de abril de 2014, donde figura un catálogo oficial de las especies piscícolas, tanto de pesca extractiva como de acuicultura, que son comercializables en el mercado español.

Las autoridades europeas consideran que la nueva normativa de pesca y etiquetado de los productos alimenticios constituye un eslabón adicional en la cadena de tareas encaminadas a frenar el agotamiento de los caladeros de pesca en aguas comunitarias y extracomunitarias.

Los esfuerzos por combatir las prácticas de pesca fraudulentas, el aseguramiento de la estricta identificación de los buques y el control máximo de la seguridad alimentaria mediante una rigurosa aplicación de la normativa de etiquetado, entre otros menesteres, deben ser los pilares sobre los que pueda garantizarse la sostenibilidad de la industria pesquera.

Etiqueta

Los retos de la industria pesquera

El papel de los industriales en esta tarea colectiva es de capital importancia. Ante tal nivel de exigencia, estos profesionales han tenido que incorporar en su sistema productivo las herramientas necesarias para el cumplimiento de la normativa sobre el etiquetado de los productos puestos a disposición del consumidor.

Afortunadamente y gracias a los recientes avances tecnológicos, puede simplificarse notablemente mediante el empleo de un software de gestión integral de procesos conocido como ERP.

Al tratarse de un método basado en el Framework QBS, dispone de módulos de gestión completamente adaptables que admiten un elevado grado de personalización. La solución ERP permite controlar la trazabilidad tanto hacia delante como hacia atrás, un factor de singular trascendencia en la gestión de la calidad y el control de los costes en los procesos productivos.

Como industrial pesquero, no dude en instalar esta inmejorable solución dirigiéndose a un especialista que le ofrecerá el presupuesto que necesita para dotar a su empresa de la máxima eficacia.

 

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